La realidad aumentada llegó para incorporarse a varios dispositivos de la vida cotidiana e interactuar con otros planos de la tecnología.

Durante años la realidad virtual fue la promesa de una tecnología que revolucionaría el entorno, dando nuevas posibilidades a la forma de vincularse con él, incluida la publicidad. Sin embargo, cuando parecía que había llegado su momento, fue sustituida por otra disciplina que sería su versión superadora: la realidad aumentada.
La realidad aumentada se diferencia de las tecnologías que la antecedieron en que los elementos digitales que crea se complementan con el entorno real. Las personas ven todo lo que las rodea y allí incorpora objetos o datos emitidos por una computadora, que amplían la experiencia diaria.
Esto permite ver cómo quedaría un electrodoméstico en una habitación, recorrer las calles de una ciudad capturando Pokémon u otros personajes que realmente no están ahí (como ocurrió hace algunos meses), recibir indicaciones sobre empresas o instituciones y mensajes publicitarios.
Para crear esta instancia entre real y digital pueden utilizarse lentes especiales, cascos o las lentes de los smarts. Los anteojos o los cascos tienen un cristal transparente que permite ver a través de ellos mientras se le superponen datos sobre los objetos hacia los que se dirijan.
Esos datos podrán ser incluidos en el dispositivo, pero también podría surgir de una computadora externa.
En cuanto a los dispositivos móviles, sus cámaras muestran en pantallas los elementos físicos reales del entorno, pero sus procesadores, a través de una app especial, reproducirán objetos, personajes o datos para interactuar con ellos, como fue el caso de algunos juegos o publicidades.
Al estar interactuando las imágenes digitales con un entorno real, en este tipo de tecnología no es importante tener auriculares estéreo, ni los mandos o controles.
Otra tecnología es la realidad mixta, una mezcla entre la realidad virtual y la aumentada, donde se mezclan aspectos de ambas, unificando la experiencia para que un único casco o gafas permitan utilizar una u otra. La necesidad de implementos especiales limitaría su uso publicitario.

20 de diciembre de 2017 – ep